Los problemas de sueño de los bebés y niños pequeños son un tema común en la crianza, y puede ocurrir en todas las edades. Cuando un niño se despierta a media noche con sudoración, gritos y agitación, puede tratarse de un terror nocturno.
Las despertadas en la mitad de la noche de niños pequeños puede ser consecuencia de muchos factores: el niño está cansado, estresado, con malestar físico o no tiene una rutina de sueño adecuada.
Otra causa habitual son las pesadillas, o más intenso aún, los terrores nocturnos. Ocurren inesperadamente en medio de la etapa de sueño profundo y el niño despierta con sentimiento de miedo o temor.
¿Pesadillas o terrores nocturnos?
¿Cuáles son sus diferencias? Las pesadillas son sueños aterradores que suceden en la segunda mitad de la noche. Los niños despiertan llorando o con miedo, y pueden tener dificultades para volver a dormirse. Hay un despertar con angustia, pero el padre logra calmarlo.
Por otro lado, los terrores nocturnos son similares a las pesadillas, pero mucho más “dramáticos”. Los niños están muy desorientados y muchas veces no reconocen a quienes están a su alrededor, por lo que es difícil para los padres calmarlos. Es posible que al día siguiente no recuerden lo sucedido. No tienen que ver con angustia por quedarse solos en la pieza o por miedo a la oscuridad.
Los terrores nocturnos suceden con mayor frecuencia en niños pequeños y preescolares (4-12 años), y ocurren durante el ciclo más profundo del sueño, el cual suele ser temprano en la noche (2-3 horas después de quedarse dormido).
Algunos signos de que el niño está teniendo o tuvo un terror nocturno:
- Llanto desconsolado.
- Sudoración y temblor corporal.
- Agitación, respira con rapidez.
- Mirada confusa, aterrorizada y/o ausente.
- Grita y patea.
- No reconoce o admite tu presencia.
- No se deja abrazar ni ser tocado.
Los terrores nocturnos pueden durar hasta 45 minutos. El niño quizás no alcance a despertarse por completo, por lo que puede quedarse dormido fácilmente después de un episodio.
Aunque un episodio de terror nocturno puede ser alarmante y agobiante para los padres, no suelen ser una causa de preocupación ni un síntoma de alguna enfermedad más grave.
Por qué
Si tu hijo sufre de terrores nocturnos, quizás te preguntes por qué le pasa eso y pienses que tiene alguna causa mental, psicológica o emocional. Lo cierto es que los terrores nocturnos son provocados por una sobreexcitación del sistema nervioso central (SNC) mientras duermen.
Los terrores nocturnos no ocurren en la misma fase en la que se experimentan los sueños y pesadillas (etapa MRO), ya que no son un sueño sino una reacción repentina de temor que ocurre entre una fase y otra. Por lo general, esta transición de fases ocurre sin problemas, pero algunos niños se asustan y esta reacción es lo que conocemos como terror nocturno.
Es usual que familiares del niño afectado también sufran o hayan sufrido terrores nocturnos en su vida. Existe una predisposición genética, que además se acentúa cuando hay cansancio, estrés o algún malestar como fiebre.
Hay algunos factores en común en los niños que sufren de terrores nocturnos:
- Cansancio y estrés.
- Nuevo medicamento.
- Cambio de lugar en el que están durmiendo.
- Suelen tener un sueño corto o sin horarios constantes.
Que un niño sufra un primer episodio de terror nocturno, no significa que va a experimentarlos siempre o muy seguido. Un niño puede tener solo un terror nocturno antes de que desaparezca.
En la mayoría de los casos, este trastorno de sueño desaparece por sí solo con el tiempo, cuando el sistema nervioso madura.
Qué puedo hacer
Sabemos que los terrores nocturnos pueden ser alarmantes para los padres, quienes no saben qué hacer para consolarlos. Ten paciencia: los niños suelen calmarse y volver a dormir solos en unos minutos.
Los terrores nocturnos no presentan un daño para los niños: es parte de su neurodesarrollo, no son el resultado de un trauma psicológico.
Algunos consejos para ayudar a prevenir los terrores nocturnos y a sobrellevar un episodio:
- Mantén una buena rutina e higiene de sueño. Si el bebé está descansando y tiene horarios, dormirá mejor.
- Asegura que tu hijo no se lastime si se mueve por un terror nocturno, o no intente salir de la cuna/cama.
- No intentes despertarlo durante un episodio.
- No permitas que el niño se quede despierto hasta muy tarde.
Antes de preocuparse demasiado o acudir a un especialista, te recomendamos registrar la calidad, cantidad y horarios del sueño de tu hijo para hacer un seguimiento al problema. Esto se llama un “diario de sueños”, y será muy útil si luego quieres acudir al médico para consultar.
Algunos datos importantes que deben medirse y registrarse en el diario de sueños:
- Posición en la que duerme el niño.
- Dónde duerme.
- Cuántas horas durante la noche y cuántas horas durante el día.
- ¿Necesita un ítem o actividad especial para dormirse? (peluche, contar un cuento, etc.).
- Cuánto tiempo se demora en quedarse dormido.
- Cada cuánto se despierta durante la noche y cuántas veces por noche.
- Qué hace para volver a quedarse dormido.
Con estos datos podrás junto a un especialista evaluar si el niño tiene algún trastorno de sueño y cómo poder aliviarlo. Recuerda que los problemas para dormir son muy comunes en niños pequeños y con el tiempo lo podrán superar.