Las mamás que eligen la lactancia materna durante el embarazo y que no logran amamantar a su bebé una vez que nace, suelen llevarse una desilusión tremenda, tener sentimiento de culpa y estresarse demasiado. Muchas veces se trata de inconvenientes que surgen de la inexperiencia y que pueden ser solucionados fácilmente. Otras veces se basa en dificultades irreversibles que te llevará a buscar otros caminos de lactancia.
No seas demasiado dura contigo misma si no puedes alimentar a tu bebé con tu leche. Infórmate de las opciones que tienes, ya sea para intentar solucionar los inconvenientes o para buscar otro camino de lactancia.
Posibles razones
Como se mencionó, la mayoría de las personas sufren problemas durante el proceso de lactancia, sobre todo al principio de la etapa con su primer bebé. Lo importante es identificar el problema para saber si hay algo simple que se puede cambiar para aumentar la producción de leche o facilitar el enganche y succión al bebé, si hay que acudir a un especialista en lactancia, o si se debe optar por la extracción de la leche materna o preparado en fórmula.
Cualquiera sea tu situación, debes elegir el camino que más los acomode a tí y tu bebé, y que cuide la salud de ambos. No hay perfección en la maternidad, busca tu modo y no te pongas presión.
- Hipogalactia: esta condición consiste en la escasa producción de leche, la cual dificulta la alimentación del bebé, pues puede no darle la cantidad de alimento que necesita. Esta enfermedad puede ser causada por distintos factores, entre ellos: cirugía de mamas, agenesia del tejido mamario, hipotiroidismo, estrés emocional grave, depresión post-parto, síndrome de Sheehan, retención de la placenta deficiencia de prolactina.
- Enfermedades del lactante: en algunos (pocos) casos, la misma leche materna puede ocasionar problemas al bebé. Algunos padecimientos que impiden la lactancia son: fenilcetonuria, galactosemia y MSUD. Estas condiciones pueden haber sido diagnosticadas al nacer o se descubren al ver los efectos negativos que tiene la leche en el bebé. Estas enfermedades suelen ser transitorias, por lo que es posible amamantarlo luego de un tratamiento y la aprobación del doctor.
- Contraindicación médica para dar pecho: ciertas condiciones de la madre pueden llevar a que el doctor prohíba el amamantamiento, ya que puede ser dañino para la salud de ella. Algunas de éstas son: enfermedades metabólicas, quimioterapia oncológica, drogadicción, alcoholismo, desnutrición grave, enfermedad psiquiátrica, cáncer de mama, VIH, altos niveles de yodo en la sangre, etc.
Otras situaciones que pueden imposibilitar la lactancia pero de manera temporal y que pueden ser mejorables son:
- Mastitis: condición que impide la lactancia cuando es muy doloroso. Se trata de una inflamación del pecho de base infecciosa.
- Herpes en el pezón: a parte del dolor que puede surgir, la afección puede ser contagiosa. Hay una posibilidad de que sea un síntoma de septicemia o de mastitis.
- Pezones agrietados: suele producirse debido a que en los primeros días el bebé no succiona de la manera adecuada Es una molestia muy común la cual genera una toma dolorosa.
- Agarre deficiente del bebé: además de ser frustrante para tu bebé, puede provocar pezones doloridos. También puede hacer que el bebé no vacíe tu pecho de forma eficaz. Para asegurar un agarre eficiente fíjate que su mentón esté en contacto con tu pecho y que se haya introducido una gran parte de la areola en la boca del bebé. Comprueba también que empiece con succiones cortas antes de hacerlo más lenta y profundamente.
Es importante recalcar que dar o no pecho al hijo es una decisión personal, la cual debe ser respetada por todos y, sobretodo, por tí mísma. Ser madre es mucho más que amamantar. No querer hacerlo también puede ser una razón válida, ya sea por molestia de la succión, dolor, o simplemente para querer mayor independencia y control de las tomas del bebé.
La lactancia materna es el alimento ideal para el bebé, sobre todo las primeras semanas. Sin embargo, si decides no amamantar, hoy en día hay productos para extraer la leche materna que son muy fáciles y rápidos de usar. También existen leches en fórmula para lactantes cuyo perfil nutricional se asemeja mucho al de la leche materna.
En cuanto al vínculo que se crea con el bebé: sí, dar pecho es una excelente forma para forjar una conexión madre-hijo, pero no es la única manera.
Técnicas para tener un amamantamiento exitoso
Las molestias y condiciones temporales pueden ser mejorables siguiendo ciertos pasos e instrucciones que pueden ayudar a tener una lactancia materna cómoda para ambos. Usar pezoneras de lactancia es una de las soluciones más fáciles y rápidas de estas molestias.
Aquí algunos tips:
- Para la mastitis: se recomienda que la madre extraiga de manera manual la leche de sus pechos hasta que haya disminuido la inflamación (utilizando un sacaleches). Lo más probable es que necesites tomar algún antiinflamatorio o antibiótico, por lo que debes consultar a tu doctor. Lo que puede ayudar a aliviar el dolor es aplicar calor local, especialmente cuando se haya vaciado el pecho inflamado. Hay algunas técnicas para evitar la mastitis:
- Drena por completo la leche mientras amamantas.
- Que tu bebé vacíe uno de los senos antes de cambiar al otro.
- Cambia la posición que utilizas en cada toma.
- Asegura el correcto agarre durante el amamantamiento.
- Se sugiere dejar de fumar.
- El dolor de pecho durante la toma: los primeros días de la lactancia pueden ser dolorosos o molestos, lo cual es muy común. La falta de práctica puede producir grietas en el pecho. Este dolor debería desaparecer en las primeras semanas pues te irás acostumbrando. Si persiste puedes acudir al doctor y lo más probable es que no sea necesario abandonar la lactancia.
- Ingurgitación de los pechos: en los primeros días después del parto puedes sentir calor, dureza y congestión en los pechos debido a que se está produciendo leche más que nunca antes. Esta tensión mamaria es transitoria, irá desapareciendo. Debes estar atenta a que desaparezca, si no, puede ser un síntoma de mastitis.
- Para curar las heridas en los pezones: para sanar los pezones sangrantes se recomienda continuar amamantando, pues la propia leche materna es un excelente remedio natural para curarlos. Además, se debe verificar si el bebé está succionando de la manera adecuada. También existen cremas y compresas que pueden ayudar a sanar el pezón.
- Solucionar el agarre inadecuado del bebé: quizás la misma ingurgitación de los pechos dificulta el agarre eficaz del bebé al pezón. Podemos ayudarle apretando el pezón con los dedos e intentando introducir toda la areola en la boca del bebé.
- Solución para los pezones planos: esta formación también puede dificultar el agarre del bebé. Se debe intentar apretar la areola mamaria para que salga el pezón. Si no se soluciona haciendo esto, se pueden utilizar pezoneras de lactancia.
- “No tengo suficiente leche”: ojo, porque muchas veces es una creencia errónea o injustificada. La producción de leche se basa en la ley de demanda y oferta, por lo que naturalmente tu cuerpo generará la suficiente leche para tu bebé, idealmente. Hay que tener en cuenta que cada vez que llora no significa que tiene hambre.
Muchos de estas molestias surgen porque no se está amamantando de la forma adecuada. Para evitar que el bebé cause dolor en los pezones de la madre por una succión incorrecta y así logre extraer la máxima cantidad de leche en cada toma, se recomienda seguir los siguientes pasos:
- Colocar al bebé girado hacia la madre, acostado “panza con panza” sobre la madre.
- Estimular los labios del bebé con el pezón para que abra bien la boca.
- Acercar el pecho al bebé, el cual debe tener la boca muy abierta.
- Debe succionar no solo el pezón sino también parte de la areola.
- Verificar que su nariz esté descongestionada para que pueda respirar con facilidad.
Extracción de la leche materna
Si lo que impide que puedas amamantar a tu bebé es el dolor durante la succión o que él no se puede acoplar bien, puedes extraer tu leche y alimentarlo a través de una mamadera. Así seguirás dándole los nutrientes que necesita y a la vez estarás vaciando tus pechos para evitar infecciones y mantener la producción. En este caso, tu mejor aliado serán los extractores de leche.
Lava tus pechos y manos antes de extraer, no apliques cremas ni ningún producto y masajea suavemente tus pechos. Ponte en una posición cómoda y en un minuto en el que estés relajada. Si usas un extractor eléctrico, empieza con una succión baja y luego anda aumentándola. Si es uno manual, intenta apretar suavemente y luego suéltalo para sacar más leche. Continuar hasta que el flujo de leche se reduzca a unas gotitas. Usar sacaleches no debería ser doloroso. Si sientes dolor pide ayuda a un especialista en lactancia.
La leche extraída puedes almacenarla o alimentar a tu bebé inmediatamente. Si la guardas, puedes hacerlo en mamaderas de plástico o vidrio, o en bolsas de cierre seguro especiales para leche materna. Es importante marcar los recipientes con la fecha en la que se extrajo la leche, enfriarla lo antes posible en un refrigerador (máximo 3-5 días) o congelarla para usarla más adelante (máximo 2 semanas).
Al utilizarla, puede que la leche que estaba en el refrigerador se vea de un color un poco distinto a la leche materna recién extraída. Esto es absolutamente normal. También puede que se separe la grasa de la leche. Para que se vuelva a juntar debes inclinar el recipiente.
Si el problema es una baja producción de leche, no olvides que siempre puedes optar por una lactancia mixta, la cual consiste en alimentar a tu bebé con leche materna y con preparado en fórmula.
Leche preparada de fórmula
Si optas por lactancia mixta o 100% de fórmula, no te preocupes: existen muchos preparados enriquecidos que darán a tu bebé la mejor alimentación posible. La OMS señala una gran importancia en la limpieza y esterilización de los utensilios utilizados para preparar las tomas:
- Lavar concienzudamente en agua caliente todos los utensilios que vayas a utilizar. Usa un cepillo limpio especial para mamaderas y otro para tetinas. Asegúrate de eliminar todos los restos en los lugares de difícil acceso.
- Esterilizar los utensilios al hervirlos: llenar una cazuela grande con agua, sumergir los utensilios ya limpiados. Cubrir la cazuela con una tapa y llevar el agua a ebullición.
Para preparar la leche de fórmula la OMS recomienda seguir los siguientes pasos:
- Limpiar y desinfectar superficie en la que se va a preparar la toma.
- Lavarse las manos con agua y jabón, y secarlas.
- Hervir agua potable.
- Leer las instrucciones en el envase de la leche para saber la cantidad de agua y polvo que se necesita. No usar más leche en polvo de la indicada.
- Vertir el agua hervida en la mamadera esterilizada.
- Agregar la cantidad exacta del polvo proporcional al agua en la mamadera.
- Echar la cuchara al ras, sin presionar. Se debe usar la cuchara que viene en el envase de leche en polvo, pues cada uno incorpora la cuchara del tamaño específico para esa leche.
- Cerrar la mamadera y mezclar los ingredientes agitando suavemente.
- Enfriar inmediatamente el contenido a la temperatura apropiada. Se recomienda entibiar la fórmula para bebés menores de 6 meses pues aún no son capaces de regular bien su temperatura corporal.
- Comprueba la temperatura vertiendo unas gotas en el interior de tu muñeca. No debe estar caliente. Si lo está, enfría un poco más antes de alimentar a tu bebé.
- Seca con un paño el exterior de la mamadera.
Ya sea le des leche materna o en fórmula, al usar la mamadera cógelo en brazos cerca de ti y mírale a los ojos. Sujétalo simulando la posición para darle pecho, con tu piel en contacto directo con la de él. La forma que respondes a sus necesidades, la frecuencia con la que lo tienes en brazos y le das atención son gestos que forjarán la relación con tu bebé.