El vínculo y el apego con nuestro bebé es una de las cosas más importantes que tenemos que preocuparnos como padres. Pero muchas veces es algo más natural para las madres que para los padres, y es que les llevamos una ventaja de nueve meses de conexión con nuestro bebé. Sin embargo, hay rutinas e instancias que el papá puede encargarse para desarrollar esa conexión especial, una de estas es la hora del baño.
Siempre tenemos que buscar hacer partícipes a los padres en todas las etapas del desarrollo de nuestro hijo o hija para potenciar el apego. Para lograr esto necesitamos que:
– Se involucren en las necesidades del bebé, como aprender a mudar.
– Que sepa como calmarlo en instancias de llanto.
– Que duerma con él los primeros meses para que conozca desde el principio sus horarios.
– Que sepa contener a la madre en situaciones de estrés.
Sin embargo, en la práctica muchas veces esto no es fácil ya que, por ejemplo, el papá tiene que volver a trabajar a las pocas semanas de haber nacido nuestro hijo o hija, lo que muchas veces impide que pueda encargarse de ciertos cuidados. Es por esto que la hora del baño es una instancia perfecta para el apego.
En primer lugar, el agua caliente relaja a los bebés, lo que hace que el baño sea una instancia de calma y tranquilidad.
Por otra parte, este ritual generalmente se hace por las tardes antes de la hora de dormir, así el horario se puede ajustar mucho mejor al trabajo del padre.
Por último, no se necesita de la presencia de la madre para nada específico, por lo que el padre puede aprovechar ese momento a solas con el bebé y la madre también puede descansar.
Este momento de apego ayuda a que el padre:
– Se sienta activo y partícipe en la crianza.
– Se vuelve emocionalmente disponible para el bebé.
– Ayuda a crear una relación de bienestar y confianza.
– Afianza el vínculo.
Si no se tiene tina en la casa siempre se puede comprar una portátil y práctica para poder realizar este ritual con calma y de manera correcta.