¿Sabías que durante el embarazo y el posparto la pelvis es una de las estructuras corporales que más sufre? Así es, por ello debes fortalecer sus músculos y huesos durante este período, para evitar consecuencias en tu salud y calidad de vida. Aquí te explicamos todo lo que tienes que saber.
¿Qué es la pelvis?
La pelvis es la estructura muscular y ósea ubicada en la parte inferior del tronco. Limita con los huesos sacro, coxales y cóccix, así como con la estructura muscular del abdomen bajo y del perineo; donde se encuentra el conjunto de músculos que constituyen el suelo pélvico.
Se clasifica en dos subpartes: la pelvis mayor, que sirve como soporte de una parte de las vísceras o intestinos, y la pelvis menor, que es la más angosta y contiene los órganos genitales, el útero, la vejiga, el recto y el ano.
Como ves, en el cuerpo femenino, la pelvis es mucho más que una cadera linda; pues esta se encarga de mantener en su lugar órganos muy importantes para la salud reproductiva, sexual y digestiva de la mujer.
Cambios de la pelvis
La pelvis es una de las partes del cuerpo más afectadas en el embarazo y en el trabajo de parto, debido a su ubicación y sus funciones. Verás, en estos dos procesos naturales, la mujer tiene que soportar una presión mayor y, por lo tanto, la estructura ósea y muscular de esta zona puede sufrir alteraciones.
La pelvis en el embarazo
Durante las 36 o 39 semanas de un embarazo normal, la pelvis sirve como soporte del útero, donde se encuentra tu bebé. Por ende, todo el peso del líquido amniótico y el de tu bebé, ocasiona un esfuerzo extra para esta estructura osteomuscular.
Y aunque el proceso es paulatino, y da cierto tiempo para que los tejidos se vayan acondicionando al peso extra, esta parte puede ensancharse, perder tonicidad muscular y sufrir desgaste óseo.
La pelvis en el postparto
En el posparto, la pelvis debe recuperarse del esfuerzo realizado por sostener y, posteriormente, expulsar el bebé por el canal vaginal; además del impacto de las contracciones, que son un trabajo que también sufre el útero.
Sin embargo, a pesar de toda la presión que soporta tu pelvis en el embarazo y trabajo de parto, puedes prevenir y remediar muchos de los deterioros padecidos con cuidados especiales sobre esta zona.
¿Cómo cuidar la pelvis?
Ahora te preguntarás ¿Cómo cuidar mi pelvis? Para empezar, no tienes que esperar hasta después del parto, la verdad es que desde el momento del embarazo puedes acondicionar y fortalecer toda esta estructura, con elementos y técnicas sencillas que no requieren de mayor esfuerzo o dinero.
Ejercicios
Por un lado, están los ejercicios de kegel, inventados desde hace décadas por el Dr. Kegel y cuya efectividad ha sido comprobada por diversos estudios. Su realización es de gran importancia para el cuidado y la salud femenina, especialmente en los períodos de embarazo y posparto.
Los ejercicios de Kegel fortalecen principalmente el área de los músculos del piso pélvico, que son los que sufren todo el traumatismo del peso de tu bebé y del líquido amniótico; así como el esfuerzo del trabajo de parto. Por lo que tu salud sexual, reproductiva, digestiva y las evacuaciones (orina y heces) se ven afectadas.
De hecho, estos ejercicios fueron creados por el Dr. Kegel para curar o ayudar a pacientes con incontinencia de heces y orina. Pero luego se descubrió su importante aplicación para resolver problemas de desempeño sexual en hombres y mujeres, por su aporte al fortalecimiento pélvico.
Entonces, debido a sus importantes beneficios para tonificar los músculos del suelo pélvico y mantener en buen estado los tejidos que protegen la estructura ósea de la pelvis, los ejercicios de kegel hoy son parte de la rutina de cuidados para la mujer en el embarazo y la recuperación posparto.
¿Cómo puedes hacer los ejercicios de kegel? Te enseñaremos la técnica básica:
- Ubícate en una posición cómoda con la columna alineada y el cuerpo relajado. Puede ser acostada, de pie o sentada.
- Contrae los músculos del piso pélvico. Para saber cómo hacerlo puedes imaginar que contienes la orina y la liberas. En este paso, puede haber cierta complejidad para identificar los músculos correctos. Antes de iniciar podrías intentar en el baño cuando tengas ganas de orinar; retener la orina un par de segundos y liberar. No lo hagas demasiado tiempo porque puedes deteriorar más el piso pélvico.
- Repite la contracción de los músculos por unos 10 minutos, una vez al día.
Aparatos
Ahora, si por cuestiones de tiempo o de dificultad con la técnica no logras hacer los ejercicios por cuenta propia, podrás apoyarte en la tecnología para tu salud pélvica. Hoy existen aparatos electrónicos que hacen el trabajo de contracción muscular por ti.
Nuestro recomendado es el galardonado ejercitador de pelvis Elvie, desarrollado por fisioterapeutas y expertos en la salud femenina. Este dispositivo es el más pequeño del mercado y te permite ejercitar los músculos de la pelvis con solo introducirlo en el canal vaginal; además de tener un monitoreo detallado de toda la actividad.
Incluye diferentes rutinas con ejercicios que podrás monitorear en una interfaz muy entretenida a través de una aplicación para tu celular o Tablet. Estas rutinas se basan en los principios de los ejercicios de Kegel y solo toman 5 minutos, cada una.
Gracias al sistema de feedback que incluye el monitor, podrás medir el avance que tiene el tono muscular a lo largo de los ejercicios y registrar el historial de tus entrenamientos.
Con el ejercitador de pelvis Elvie, puedes preparar la pelvis durante el embarazo y seguirlo usando después del parto para agilizar la recuperación de esta.
Conclusiones
La pelvis es una de las estructuras osteomusculares que más sufre consecuencias con el embarazo y el parto. Por lo tanto, de no cuidarse, su función en la contención de órganos genitales, útero, vejiga e intestinos se ve afectada.
Prevenir y revertir problemas de incontinencia, dolor en la actividad sexual, mala postura, dolor en la parte baja de la espalda, así como facilitar el trabajo de parto con un piso pélvico fortalecido, es sencillo si aplicas los ejercicios de Kegel a diario; por tu cuenta propia o con la ayuda del ejercitador pélvico.