Si estás embarazada y la fecha de parto está cerca, es común que empieces a tener dudas e inseguridades basadas en nerviosismo. Una de estas puede ser acerca de la ruptura de la bolsa: ¿me voy a dar cuenta?
La típica imagen de la mujer embarazada botando una gran cantidad de agua por entremedio de sus piernas se nos viene a la cabeza cuando escuchamos la frase “romper bolsa”. Esto principalmente debido a películas que dramatizan y exageran la situación.
¿Qué tan real es lo que vemos en las películas? ¿Tengo que correr apenas rompa la bolsa? ¿Me voy a dar cuenta? Lee este artículo para aprender más sobre esta señal de trabajo de parto.
Qué es “la bolsa”
La famosa bolsa que se rompe… ¿De qué estamos hablando exactamente? La bolsa, también llamada saco amniótico, es una membrana que envuelve al bebé, rellena de líquido amniótico y unida al bebé a través del cordón umbilical.
Por el exterior de la bolsa se encuentra la placenta y la pared del útero rodea la placenta. Estas tres capas (bolsa, placenta y pared del útero) proporcionan una gran protección al bebé.
La bolsa se rompe cuando el trabajo de parto ya ha comenzado, es decir, cuando las contracciones del útero ya están dilatando el cuello uterino y se va comprimiendo la bolsa. A medida que progresa la dilatación, la bolsa va produciendo una presión uniforme en el cuello uterino.
Se piensa que mientras más tarde se rompa la bolsa, mejor, pues así se reduce el riesgo de infección y suaviza las contracciones. Es posible incluso que el bebé nazca con la bolsa intacta.
El aspecto del líquido entrega información acerca del progreso del trabajo de parto:
- Lo habitual es que el líquido de la bolsa sea claro y casi transparente.
- Si es de color rosado o con trozos de sustancia, puede significar que viene acompañado del tapón mucoso.
- Si hay una hemorragia importante o fluye sangre, se debe acudir a urgencia.
- Si el líquido es amarillento o verdoso, informar a un profesional de salud pues puede ser un signo de malestar del bebé.
Al romper el saco puede experimentarse como una humedad en la vagina, una fuga intermitente o constante, o un chorro más abundante.
Hay casos en que la mamá no está segura si ha roto la bolsa o no. Puede ser difícil diferenciar entre el líquido amniótico y la orina, por ejemplo. Mantén al tanto al equipo médico que te asistirá en el parto para que te puedan guiar.
Qué pasa después
Generalmente, la rotura de bolsa sucede durante el trabajo de parto: ya estás presentando contracciones seguidas y está ocurriendo la dilatación. En este caso, es probable que ya te encuentres en la clínica.
Hay otros casos en que tras una rotura de las membranas, el trabajo de parto no comienza. En estos casos, el médico podrá examinar a la madre y ver qué pasos seguir.
Si estás en tu casa y se te rompe la bolsa, pero aún no sientes contracciones, no tienes fiebre y el líquido amniótico es claro, no debes tener tanta prisa. Avisa a tu médico y prepárate para ir al hospital pronto. Por mientras puedes ducharte y comer algo suave. Idealmente no tardes más de doce horas en llegar al hospital luego de que se te haya roto la bolsa.
Si al llegar al hospital tienes contracciones y el trabajo de parto ha comenzado, seguramente te ingresarán para continuar hasta que nazca tu bebé. Aunque romper la bolsa nos significa que el parto sea inminente, alrededor del 90% de las mujeres dan a luz dentro de las siguientes 24 horas.