El sueño y la alimentación son necesidades básicas sumamente importantes para los niños/as y para los adultos. Pero debemos tener en cuenta que para un niño/a, siempre será más importante dormir que comer.
Bárbara Guzmán es psicóloga y sleep coach. Comenta que en sus asesorías se repite mucho este tema, y mayoritariamente ve familias priorizando cumplir horarios o cumplir el requerimiento de ingesta calórica, en desmedro del descanso del bebé.
El desenlace de esto es fatal: para la alimentación, para el sueño y para el estado emocional de todos los involucrados.
El cerebro necesita descansar, reponerse y restaurarse para desarrollarse de una manera óptima. Noches de mal dormir (en calidad y cantidad), repercuten en el funcionamiento general de nuestros niños/as.
Si estás en la disyuntiva, siempre prioriza dormir. No se van a desnutrir por realizar excepciones, siempre puedes compensar en las próximas horas. En cambio, sí puede ser alto el costo en su descanso y funcionamiento.
Si priorizas comer, podrás encontrarte frente a un niño/a cansado/a e irritable que pareciera “mañoso/a” o “malo/a para comer”, que no quiere, se opone, llora y/o le cuesta regularse. Luego de esa comida, lo/a llevarás a dormir sobre cansado/a y será una pesadilla, transformando ambos momentos en algo frustrante y negativo.
Recomendaciones:
Si es hora de dormir o está cansado, simplifica la comida para que sea rápida y fácil. Puedes darle algo que le encante, ayudarlo a comer, preparar comida fácil o simplemente una leche y/o compota de fruta. También puedes compensar con una toma nocturna de ser necesario según la edad. Esto ayudará a que todo termine mejor.
Según la experta, es mejor que un/a niño/a despierte por hambre, a que sufra las consecuencias del sobre cansancio.
Es importante tener en cuenta que si esto es algo recurrente, debes revisar y ajustar los horarios y re organizar rutinas, para que el sueño no se vea mermado por hambre, ni la alimentación por sueño.
Bárbara Guzmán
Psicóloga y Sleep Coach
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