El principal motivo por el que se realizan los tactos vaginales tienen que ver con el parto y conocer la dilatación del cuello del útero. Sin embargo, es incómodo para algunas mujeres. ¿Es necesario? ¿Hay alternativas?
En los planes de parto se nombra mucho el tema de cuántos y cada cuánto se realizarán tactos vaginales o exploración vaginal. Es un tema importante para muchas mujeres para quienes es molesto e incluso doloroso este procedimiento. Lo que se debe saber es que el tacto vaginal es una de las exploraciones ginecológicas más típicas y es importante saber para qué sirve y cuáles son sus ventajas.
Se trata de un procedimiento sencillo, que no debería doler, y que aporta información importante, especialmente antes del trabajo de parto activo.
Sobre el tacto o exploración vaginal
El tacto vaginal es el primer procedimiento que se practica al ser ingresada al hospital para comenzar con el trabajo de parto. El médico o enfermera realiza este procedimiento con guantes puestos, y consiste en introducir dos dedos dentro de la vagina.
Alguna información que se puede obtener es sobre el estado de los órganos internos, la dilatación y el estado del cuello uterino, la posición del bebé y las membranas de la bolsa amniótica.
Es una medida que puede ser la base para ver cómo continuar con la atención médica, si es necesario alguna intervención o si se necesita administrar suero para acelerar el parto.
Es importante que todo tacto debe ser consentido e informado por la mujer. En ciertos momentos pueden ser contraproducentes, pues pueden inhibir el progreso del parto y producir tensión en la madre.
En general, los tactos hechos con cuidado no son perjudiciales, pero se deben reservar para cuando son realmente necesarios.
En el parto
En el caso de la embarazada, el objetivo principal es valorar el cuello del útero. Se suele realizar en posición ginecológica (la mujer tumbada sobre la espalda con las piernas ligeramente elevadas, apoyadas en los estribos). Para facilitar la exploración se suele utilizar alguna sustancia lubricante.
El tacto no debe doler, pero si la mujer se pone tensa podría causar molestias en ella.
Una alternativa al tacto vaginal para medir la dilatación, es la observación de la línea púrpura, la cual aparece en el coxis de una mujer previamente al parto. Mientras mayor presión de la cabeza del bebé, más púrpura.
Es un método mucho más cómodo para la mujer, sin embargo, no es una medida directa ni tampoco mide la dilatación exacta del cuello del útero. Además, puede no aparecer en todas las mujeres.
Información que se recolecta gracias al tacto vaginal en el parto:
- Ubicación del cuello del útero.
- Textura y consistencia del cuello del útero.
- Borramiento del cérvix.
- Posición del bebé: de cabeza o de nalgas.
- Grado de flexión de la cabeza.
- Estado de la bolsa amniótica.
- Localización del cordón umbilical respecto a la cabeza del bebé.
Aunque los tactos dan mucha información relevante, no significa que mientras más se hagan, mejor, pues uno de los principales inconvenientes es que supone un claro riesgo de infección. Se estima que el mayor beneficio en el parto se logra realizando tactos cada 4 horas, no antes.
Es importante conversar con tu ginecólogo o médico sobre el tema, resolver las dudas, establecer tus preferencias en el plan de parto y saber cuánto y por qué se realizará tactos vaginales durante el trabajo de parto.