Uno de los síntomas más temidos al inicio del embarazo son las náuseas y el vómito. ¿Pero te has preguntado alguna vez por qué sucede esto? ¿Qué pasa en el cuerpo que gatilla estos síntomas?
Si estás embarazada y has experimentado náuseas, no estás sola. Las náuseas matutinas, que en realidad pueden ocurrir a cualquier hora del día, son una experiencia común en el embarazo. Aunque no todas las mujeres las padecen, la mayoría se enfrenta a este síntoma en algún momento durante la gestación.
¿Por qué ocurren?
Las náuseas en el embarazo son causadas por una combinación de factores hormonales y físicos. A medida que el cuerpo se adapta a la creciente presencia de la hormona del embarazo, la hCG (gonadotropina coriónica humana), algunas áreas del cuerpo pueden verse afectadas. En particular, el centro del vómito en el cerebro se vuelve más sensible a los cambios en el cuerpo, lo que puede hacer que seas más propensa a las náuseas.
Además de la hCG, otras hormonas, como el estrógeno y la progesterona, también aumentan significativamente durante el embarazo. Estas hormonas pueden ralentizar el vaciamiento del estómago y relajar los músculos del tracto gastrointestinal, lo que puede llevar a la sensación de náuseas y vómitos.
Para muchas mujeres, las náuseas suelen ser más intensas durante las primeras horas del día debido a la acumulación de ácido en el estómago durante la noche.
¿Por qué con el tiempo se van?
- Adaptación hormonal: con el correr de las semanas, el cuerpo se adapta a los cambios hormonales.
- Desarrollo de la placenta: la placenta toma gradualmente el control de la producción de hormonas, lo que ayuda a estabilizar los niveles hormonales y reducir las náuseas.
- Alivio de estrés: un menor estrés emocional puede estar relacionado con una disminución en las náuseas.
Afortunadamente suelen disminuir a medida que avanzan las semanas. Sin embargo, si las náuseas son graves o interfieren con tu capacidad para comer y mantener alimentos, es importante hablar con tu ginecólogo/a, para que te de estrategias para aliviar los síntomas, como cambios en la dieta o medicamentos seguros durante el embarazo.
Y aunque son incómodas, son una señal de que tu cuerpo está respondiendo a los cambios hormonales y fisiológicos necesarios para el desarrollo del bebé.