La llegada de nuestro bebé al mundo es un momento de emociones intensas y de altas expectativas. Sin embargo, se suele subestimar el impacto físico y emocional que el postparto puede tener en nosotras. Es por esto que en muchas culturas se hace referencia a los primeros tres meses después del parto como los «100 días de oscuridad», una fase crucial y desafiante que requiere atención.
¿Por qué se les llama los «100 días de oscuridad»?
El término «100 días de oscuridad» se refiere a la complejidad e intensidad de las demandas que enfrentamos como madres después del parto. Es como una densa niebla que se instala en nuestra cabeza y no nos deja ver con claridad.
Esta expresión es especialmente conocida en algunas culturas asiáticas, como la china y la coreana, donde se reconoce que los primeros tres meses postparto son un tiempo delicado y crucial para la recuperación física y emocional de la madre.
Este período se asocia con la idea de que como madres necesitamos descansar y recuperarnos en un ambiente tranquilo, evitando la exposición a factores estresantes y agotadores. La comparación con la «oscuridad» sugiere la necesidad de protegernos de las tensiones externas y permitirnos concentrarnos en nuestro bienestar y en la atención de nuestro bebé.
Los desafíos del postparto y la necesidad de apoyo
En estos «100 días de oscuridad» tendremos múltiples desafíos tanto físicos como emocionales debido a los cambios hormonales, la fatiga extrema, la recuperación de heridas del parto y ajustes a nuevas responsabilidades. La falta de sueño y el estrés pueden afectar negativamente nuestro estado de ánimo y nuestra capacidad para hacer frente a las demandas del cuidado de nuestro bebé.
¿En qué podemos ver los 100 días de oscuridad?
- Confusión: las fluctuaciones hormonales afectan nuestro estado de ánimo y nuestra manera de razonar y pensar con claridad.
- Fatiga: como madres experimentamos un cansancio extremo debido a la falta de sueño regular y las demandas físicas de nuestro bebé.
- Puerperio: la adaptación de nuestro cuerpo al puerperio y todo lo que esto conlleva nos desafía física y mentalmente. Esto muchas veces implica dolor, por ejemplo en los pezones y la zona abdominal. Para esto recomendamos ocupar productos como las compresas que alivian el malestar.
- Adaptación a nuestra nueva identidad: la transición a la maternidad lleva tiempo, y durante este periodo estamos acostumbrándonos a esta nueva realidad de manera lenta.
- Cambios en la relación de pareja: la dinámica familiar con nuestra pareja cambia completamente por lo que también en este periodo nos ajustamos a las nuevas rutinas y la nueva forma de trabajar en conjunto.