La toxoplasmosis es una enfermedad muy común producida por un parásito la cual se manifiesta de manera leve en cualquier adulto. Sin embargo, si afecta a la mujer durante el embarazo, su salud y la del bebé en camino puede correr serios riesgos.
Esta enfermedad producida por el parásito llamado Toxoplasma gondii se trata de unas de las infecciones más comunes del mundo. Suele ser asintomática, por lo que puede que se pase la enfermedad sin siquiera saber que la tenías. Se puede tener solo una vez en la vida, ya que una vez activa se generan anticuerpos que vuelven inmune a la persona afectada.
Sin embargo, durante el embarazo puede ser una infección muy perjudicial para el bebé en camino, dependiendo de la etapa de la gestación en la que se encuentre la mujer afectada. El parásito suele ser contagiado al comer carne cruda o semicruda, o al tener contacto con la heces de los gatos.
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Especial gravedad en embarazadas
La toxoplasmosis es una parasitosis universal muy frecuente y, a menudo, asintomática. Puede generar síntomas graves en pacientes inmunodeprimidos o enfermos de VIH. Otro caso de preocupación es si una mujer se infecta mientras está embarazada, ya que puede afectar gravemente al bebé en camino a través de una infección placentaria.
Si una embarazada está infectada, estudios indican que existe un 30% de posibilidades de que lo transmita al bebé. El riesgo y gravedad dependerá del mes de gestación en el que se hayan infectado. La toxoplasmosis en el bebé podría provocar retraso en el crecimiento intrauterino, bajo peso, nacimiento prematuro, malformaciones, hidrocefalia, convulsiones, daños oculares o incluso un aborto.
Si la infección se detecta en el primer trimestre del embarazo, la infección puede tratarse con antibiótico (indicado por un especialista), reduciendo de esta manera en un 60% la posibilidad de que se transmita al bebé. Aunque hay menos probabilidad de contagio, si la transmisión se produce, implica mayores riesgos para el bebé.
Cuando más avanzado esté el embarazo cuando ocurra la infección, más probabilidad de transmisión al bebé. En el tercer trimestre, el riesgo de que haya un contagio intrauterino es muy alto, sin embargo, las consecuencias son menos graves.
Si una embarazada está infectada, se debe acudir a un especialista que realizará los exámenes específicos para diagnosticar la toxoplasmosis e indicar un tratamiento. Además se podría practicar una amniocentesis para confirmar si el bebé está infectado o no.
¿Cómo saber si tengo toxoplasmosis?
La mayoría de los casos de toxoplasmosis son asintomáticos, incluso en la embarazada.
En algunos casos podrían aparecer síntomas similares a un cuadro gripal o mononucleosis infecciosa: fiebre, dolor de garganta, dolores musculares, cansancio e inflamación de las glándulas. Estas señales podrían aparecer 2-3 semanas después de la infección y durar cerca de un mes.
Antes de quedarte embarazada puedes someterte a un análisis de sangre especial para detectar si eres inmune a la toxoplasmosis (en caso de que hayas tenido la enfermedad sin darte cuenta y hayas creado anticuerpos). Si el resultado es positivo, no corres peligro de infección durante el embarazo, por lo que puedes estar tranquila.
Si el examen resulta negativo, significa que eres susceptible de sufrir la enfermedad lo que, como mencionamos, puede ser muy perjudicial si quedas embarazada. En este caso, el doctor estudiará las probabilidades que tienes de contagiarte dependiendo de tu dieta y estilo de vida, y te entregará pautas de comportamiento para disminuir las posibilidades de infección.
“Vivo con un gato”: cómo prevenir contagio
El parásito que genera esta enfermedad puede encontrarse en los gatos que tienen o han tenido contacto con el exterior. Si el gato tiene este parásito, puede generar heces con quistes que al contacto podrían contagiar el parásito y, por lo tanto, producir una infección de toxoplasmosis.
Otro modo de contagio es a través de la ingesta de carnes poco cocidas o crudas, que podrían tener el parásito que produce la enfermedad. La transmisión al humano es únicamente por vía oral.
En base a lo anterior, hay ciertas conductas que pueden ayudar a disminuir la posibilidad de contagio de toxoplasmosis, especialmente grave para embarazadas:
- Lavar frecuente y correctamente las manos, especialmente luego de estar en contacto con un gato que salga a la calle o con el lugar en donde realiza sus deposiciones.
- Utilizar guantes en el jardín si va a manipular tierra, ya que pueden haber heces infectadas.
- Limpiar diariamente la bandeja de arena del gato, para evitar que el parásito no se vuelva infeccioso. Idealmente, que otra persona aparte de la embarazada realice esa tarea.
- Comprobar que el gato está sano llevándolo al veterinario de manera regular. Si el gato es de interior y se alimenta de alimentos enlatados o pellet, difícilmente estará infectado. Sin embargo, al salir de la casa podría comer algo infectado.
- No ingerir carnes poco cocidas o crudas ni embutidos curados, ya que podrían contener quistes del parásito. Cocinar la carne hasta que el centro no presente color rosado.
- Lavar con agua caliente y jabón todos los utensilios que se usan para preparar carne cruda.
- Evitar el consumo de agua de la llave, sin hervir.
- Lavar bien las verduras.
- Evitar el consumo de productos lácteos no pasteurizados.