¿Debo prepararme para amamantar? La verdad es que el cuerpo humano es maravilloso y se prepara naturalmente para recibir a un nuevo bebé. Sin embargo, hay algunos tips que pueden apoyar esa preparación y facilitar la lactancia materna.
A pesar de ser un proceso natural, es importante que la embarazada adopte algunos cuidados durante el embarazo que podrían ayudar a evitar problemas como las grietas en el pezón.
El primer paso y la base de la preparación es informarte y aprender lo que puedas sobre la lactancia. Así podrás anticipar alguna eventualidad, estarás menos estresada y podrás dejar falsos mitos atrás.
Sobre los pechos y la lactancia
Durante el embarazo los pechos se preparan naturalmente para la lactancia: se desarrollan los conductos mamarios y las células productoras de leche y se empieza a generar una mayor irrigación sanguínea en la zona, permitiendo que los senos crezcan.
Alrededor del pezón está la areola y en ella hay unas protuberancias llamadas Corpúsculos de Montgomery. Estos “granitos” se preparan para la lactancia por sí solos. Durante el embarazo generan una sustancia que lubrica y desinfecta la zona.
La lactancia es un proceso hormonal que se pone en marcha de forma natural al comenzar el embarazo. Al desarrollarse la placenta se estimula la producción de estrógeno y progesterona que activan el proceso biológico que posibilita la lactancia. Al final del segundo trimestre de embarazo, estarás preparada para darle pecho ya que el sistema de lactancia terminó de desarrollarse por completo.
Después del parto la producción de leche aumenta durante las primeras 96 horas, ya que una vez expulsada la placenta, los niveles de ciertas hormonas bajan y sube la prolactina, hormona que se encarga de producir leche.
Algunas mamás sufren de heridas y grietas en los pezones al amamantar: esto suele deberse a que se adopta una mala postura al lactar. Lo ideal es que el bebé mantenga la boca abierta sobre la areola, coloque la lengua debajo del pezón y que su nariz y mentón toquen el pecho de la madre.
Hay veces que pueden surgir dificultades durante la lactancia, como una mala succión o agarre del bebé, grietas y dolor en el pecho, pezones invertidos o planos, entre otras. Para intentar anticiparse a esto puede ayudar empezar a “preparar” el pecho y pezones para la lactancia durante el embarazo.
Consejos de preparación
- Desde el tercer trimestre de embarazo puedes empezar a realizar masajes en los pechos. Masajea los pezones durante o después de ducharte con una esponja suave. Luego echa aceite de almendras o manteca de Karité en ellos. Haciendo esto estarás fortaleciendo la piel.
- Evita el empleo de jabones y productos que secan la piel en los pechos, pues hacen que sea más propensa a agrietarse. El agua es suficiente para una higiene correcta, pues otros productos pueden quitar la hidratación natural de los pezones (esa sustancia producida por los C. de Montgomery) que debe mantenerse.
- Si tienes los pezones planos o invertidos, puede ayudar realizar ciertos ejercicios diarios: coge el pezón y hazlo rotar. También puedes usar unas copas especiales que estimulan la salida hacia fuera del pezón, presionando ligeramente la aréola.
- Durante el embarazo, usa un sostén que sea cómodo y de algodón, sin varillas, ajustable y que se adapte al crecimiento. Es importante que compres sostenes de lactancia para proporcionar un soporte adicional y estar diseñados para amamantar más fácilmente. Puedes usar el sostén de lactancia las últimas semanas de embarazo para que te acostumbres y sepas cómo usarlos.
- Se recomienda a la embarazada exponer los pezones al sol todos los días por unos minutos para prevenir grietas y fisuras. No uses bloqueador en las areolas ni los pezones. Además, ventilar los pechos hace que la piel respire, lo que previene el surgimiento de infecciones.
Estos cuidados deben mantenerse idealmente durante todo el embarazo, ya que pueden ayudar a prevenir posibles lesiones y dificultades al comenzar la etapa de lactancia.
