El embarazo geriátrico, término que se usa para describir los embarazos en mujeres de 35 años o más, suele estar rodeado de mitos y suposiciones. Muchas personas creen que a esta edad es extremadamente difícil concebir o que los riesgos son demasiado altos para madre e hijo. Sin embargo, con los avances en medicina y un cuidado adecuado, cada vez más mujeres optan por la maternidad en una etapa madura de su vida. En este artículo, exploraremos las verdades y desmentiremos los mitos más comunes en torno al embarazo geriátrico, para que las mujeres puedan tomar decisiones informadas y basadas en la realidad actual sobre su salud y bienestar.
¿Qué es un embarazo geriátrico?
Un embarazo geriátrico, también conocido como embarazo de edad materna avanzada, se refiere a un embarazo en mujeres de 35 años o más. Aunque el término «geriátrico» puede sonar extremo, se utiliza en medicina para señalar que, a partir de esta edad, ciertos riesgos asociados al embarazo pueden aumentar. Entre estos riesgos se incluyen complicaciones como la hipertensión, diabetes gestacional y problemas en el desarrollo fetal, además de un posible aumento en la tasa de cesáreas.
Con los avances en medicina y cuidado prenatal, sin embargo, muchas mujeres en esta etapa logran embarazos sanos. Además, muchas eligen esta edad para tener hijos debido a factores personales, profesionales y familiares. Hoy en día, el término «embarazo geriátrico» se utiliza menos en favor de expresiones como «edad materna avanzada,» reflejando una comprensión más amplia y positiva de la maternidad a distintas edades.
¿Cuál es el impacto que el lenguaje “embarazo geriátrico” puede tener en embarazadas?
El término «embarazo geriátrico» puede tener un impacto emocional significativo en las mujeres embarazadas, especialmente debido a las connotaciones negativas de la palabra «geriátrico,» que se asocia generalmente con la vejez y la disminución de capacidades. Esto puede hacer que algunas mujeres se sientan juzgadas o preocupadas por su capacidad para llevar adelante un embarazo saludable. Para muchas, el uso de este lenguaje puede inducir estrés, ansiedad o incluso dudas sobre su decisión de ser madres a una edad más madura, lo cual puede afectar su bienestar emocional y físico.
El lenguaje tiene un rol crucial en la forma en que las personas perciben su realidad y se sienten respecto a sí mismas. Las palabras que usamos para describir experiencias, especialmente en contextos médicos, pueden influir en la manera en que las personas experimentan esas situaciones. En el caso de términos como «embarazo geriátrico,» el impacto emocional puede ser negativo, generando miedos infundados y estigmatización.
Al cambiar este lenguaje a expresiones más neutrales y respetuosas, como «embarazo en edad materna avanzada,» se evita una asociación innecesaria con la vejez y se normaliza la realidad de que muchas mujeres eligen, por diversos motivos, tener hijos en esta etapa. Un lenguaje respetuoso y adecuado no solo permite una experiencia de embarazo más positiva, sino que también refuerza la confianza de las mujeres en su decisión y en sus capacidades.
¿Es cierto que después de los 35 cae la fertilidad?
Sí, después de los 35 años, tanto la fertilidad como la posibilidad de un embarazo pueden verse afectadas. A medida que las mujeres envejecen, la cantidad y calidad de los óvulos disminuyen, lo que puede hacer que la concepción sea más difícil. Además, el riesgo de ciertos problemas, como el aborto espontáneo, las anomalías cromosómicas y las complicaciones de salud durante el embarazo (como la hipertensión y la diabetes gestacional), aumenta con la edad. Sin embargo, estos riesgos no significan que un embarazo después de los 35 sea inviable ni imposible. De acuerdo a estudios, antes de los 30, las mujeres tienen un 85% de quedar embarazadas en el lapso de un año; a los 30, esas probabilidades descienden al 75%; y a los 35, al 66%.
Gracias a los avances en medicina reproductiva y en cuidados prenatales, muchas mujeres de 35 años o más logran embarazos saludables. Técnicas como la fertilización in vitro (FIV), la criopreservación de óvulos y la asesoría genética han aumentado las opciones para las mujeres que eligen posponer la maternidad. Además, el seguimiento médico y el estilo de vida saludable (alimentación equilibrada, ejercicio y control del estrés) son factores que pueden ayudar a mejorar las probabilidades de un embarazo exitoso a cualquier edad.
¿La recuperación postparto es igual bajo o sobre los 35 años?
La recuperación postparto puede ser diferente para las mujeres menores de 35 años en comparación con aquellas de más edad, aunque esto varía mucho según la salud individual y las circunstancias específicas del parto.
En términos generales, las mujeres mayores de 35 años pueden enfrentar algunos desafíos adicionales en la recuperación debido a factores como la disminución de la elasticidad de los tejidos, una posible mayor incidencia de cesáreas y un riesgo ligeramente mayor de complicaciones postparto (como hemorragias o infecciones). Además, la fatiga y el agotamiento pueden ser más pronunciados para algunas madres mayores, ya que la recuperación física puede ser más lenta en comparación con mujeres más jóvenes.
Sin embargo, esto no significa que todas las mujeres mayores de 35 experimenten una recuperación más difícil. La condición física previa, el tipo de parto (vaginal o cesárea), y el apoyo que tengan en casa influyen significativamente en la recuperación. Muchas mujeres en esta etapa de la vida tienen hábitos de salud más establecidos y pueden estar mejor preparadas para cuidar su bienestar después del parto. Asimismo, el seguimiento médico adecuado y una recuperación planificada permiten que las madres de cualquier edad puedan recuperarse bien y enfrentar el postparto de manera saludable.
En resumen, si bien algunas diferencias pueden estar presentes, el enfoque en un estilo de vida saludable y el cuidado adecuado durante el embarazo y el postparto ayudan a minimizar las diferencias entre las madres más jóvenes y las mayores.
¿Es imposible embarazarse de manera natural después de los 35 años?
No, después de los 35 años no es imposible quedar embarazada de manera natural, aunque puede ser más difícil. La fertilidad femenina comienza a disminuir gradualmente a partir de los 30 años debido principalmente a la disminución en la cantidad y calidad de los óvulos. Sin embargo, muchas mujeres en esta edad, e incluso más allá, logran embarazarse de forma natural y tienen embarazos saludables.
A los 35 años, las probabilidades de concebir en cada ciclo son más bajas que a los 25, pero esto no significa que la fertilidad desaparezca. Mantener un estilo de vida saludable, cuidar la alimentación, evitar el tabaquismo y reducir el estrés son factores que pueden contribuir positivamente. Además, hacer un seguimiento de la ovulación y mantener relaciones en los días fértiles puede aumentar las posibilidades de concepción.
En general, se recomienda que las mujeres mayores de 35 años que buscan concebir de forma natural consulten a un especialista en fertilidad si no logran quedar embarazadas después de seis meses de intentarlo. Esto permite una intervención temprana en caso de que haya factores que puedan beneficiarse de asistencia médica, optimizando así las probabilidades de lograr un embarazo.
¿Existen distintos tratamientos para embarazarse después de los 35 años?
Sí, existen varios tratamientos y enfoques médicos que pueden ayudar a las mujeres mayores de 35 años a quedar embarazadas. A medida que la fertilidad disminuye con la edad, especialmente después de los 35, estas opciones pueden ser útiles para superar algunas de las dificultades naturales que pueden surgir. Aquí te explico algunos de los tratamientos más comunes:
1. Estimulación Ovárica: En casos en que se detecta una baja respuesta ovárica, se utilizan medicamentos hormonales para estimular los ovarios y aumentar el número de óvulos producidos en un ciclo. Esto aumenta las probabilidades de una ovulación exitosa y puede realizarse como parte de otros tratamientos, como la inseminación intrauterina (IIU) o la fertilización in vitro (FIV).
2. Inseminación Intrauterina (IIU): En este procedimiento, se coloca una muestra de esperma procesada directamente en el útero durante el período de ovulación. Esto es especialmente útil si hay problemas con el moco cervical o una baja movilidad espermática, pero también se usa para mejorar las posibilidades de concepción en mujeres mayores de 35 años.
3. Fertilización In Vitro (FIV): Es uno de los tratamientos más efectivos para mujeres mayores. Durante la FIV, se extraen los óvulos y se fecundan con esperma en un laboratorio. Los embriones resultantes se transfieren al útero. La FIV es una opción efectiva cuando hay problemas de fertilidad específicos relacionados con la edad, como baja reserva ovárica o problemas tubáricos.
4. Donación de Óvulos: Si la reserva ovárica es muy baja o la calidad de los óvulos es un problema, se puede recurrir a la donación de óvulos. En este caso, una donante joven y saludable proporciona óvulos que son fecundados con el esperma de la pareja o de un donante y luego transferidos al útero de la mujer receptora. Es una opción segura y tiene altas tasas de éxito para mujeres mayores de 40 años.
5. Congelación de Óvulos (Criopreservación): Aunque generalmente se realiza antes de los 35, la congelación de óvulos permite conservar la fertilidad. Algunas mujeres optan por congelar sus óvulos más jóvenes para utilizarlos en el futuro, ya que los óvulos criopreservados mantienen la edad biológica al momento de la congelación.
6. Asesoría Genética y Diagnóstico Genético Preimplantacional (PGD): Para mujeres mayores de 35, el riesgo de anomalías cromosómicas en el embrión es más alto. Con la FIV, se puede realizar el diagnóstico genético preimplantacional para seleccionar embriones sin alteraciones genéticas específicas, aumentando las posibilidades de un embarazo saludable.
Cada uno de estos tratamientos debe ser evaluado con la ayuda de un especialista en fertilidad, quien podrá determinar la mejor opción según la situación individual.
Actualmente, ¿cuál es la edad promedio de embarazo en el mundo?
La edad promedio para el primer embarazo varía a nivel global y ha ido aumentando con el tiempo. En países desarrollados, la edad media al momento de tener el primer hijo es de alrededor de 30 años. En países como Japón y Corea del Sur, esta edad supera los 31 años, mientras que en muchos países de Europa también se encuentra en un rango similar, entre los 29 y 31 años. En Estados Unidos, la media actual ronda los 29 años, reflejando una tendencia de retraso en la maternidad debido a factores como el avance en la educación y carrera profesional de las mujeres, así como al acceso a métodos anticonceptivos y tratamientos de fertilidad que permiten planificar el momento adecuado para tener hijos.
En regiones en vías de desarrollo, la edad promedio para tener hijos es generalmente más baja, aunque también ha habido un aumento gradual. La globalización y los cambios en las expectativas sociales han influido en la maternidad tardía en países con niveles de desarrollo diversos. Estos datos destacan una transformación global en las decisiones reproductivas, con el acceso a educación y oportunidades laborales siendo un factor clave que impulsa esta tendencia hacia embarazos más tardíos.
Fuentes: Our World in Data, Worldometer.
¿Qué dice la OMS sobre los embarazos «geriátricos»?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) no utiliza oficialmente el término «embarazo geriátrico» debido a su connotación potencialmente estigmatizante y a la preferencia de un enfoque más neutral y respetuoso. Sin embargo, reconoce que los embarazos en mujeres mayores de 35 años pueden presentar riesgos adicionales y, por tanto, recomienda una atención prenatal de alta calidad y adaptada a cada mujer, independientemente de su edad, para optimizar su bienestar y el de sus bebés.
La OMS subraya la importancia de una atención respetuosa y digna que tome en cuenta la individualidad de cada embarazo y las necesidades emocionales de la madre, promoviendo así una experiencia positiva durante la gestación y el parto. La organización aboga por evitar términos y prácticas que puedan impactar negativamente en la salud emocional de las mujeres, dado que el lenguaje influye en su percepción y experiencia del embarazo, y una atención negativa o cargada de prejuicios puede afectar su autoestima y bienesta