Se trata de una forma de educar a tu hijo basada en la autonomía y autodisciplina. No solo tiene que ver con el colegio al que metes a tus hijos, si no que puedes aplicarlo en el día a día, en tu familia y casa. Para esto, aprendamos un poco más sobre los principios básicos de esta pedagogía.
El Montessori es una metodología de enseñanza centenaria, que ha tenido mucho éxito en la actualidad. Quizás hayas oído sobre colegios Montessori y/o tengas una idea preconcebida de que son niños que se educan de manera desordenada y que hacen lo que quieren. Pues es un conjunto de técnicas de aprendizaje mucho más complejo que eso.
Fue ideado a finales del siglo XIX por una educadora italiana llamada María Montessori. El método pone énfasis en la actividad dirigida por el niño y al educador como un observador que debe adaptar el entorno de aprendizaje a su nivel de desarrollo. Su objetivo es que el niño se desarrolle de manera integral, tanto intelectual como física y espiritualmente.
Consiste en una colaboración entre niño y adulto. Las salas de clases de un colegio son vistos como un lugar donde se desarrolla la inteligencia a través de actividades con material didáctico. Este aprendizaje se basa en ciertos principios que veremos a continuación.
Fundamentos de este modelo de aprendizaje
- La mente del niño es como una esponja que se nutre de las experiencias
El método Montessori se basa en la premisa de que los niños tienen una mente como una hoja en blanco, con gran capacidad de absorber conocimientos. Esto lo hace de forma autónoma a partir de encuentros con personas, objetos y situaciones que conforman su ambiente.
Su comportamiento se va moldeando a través de la información que recibe al contactarse con el mundo: si se cae al pisar algo, en el futuro intentará no caer y tendrá más cuidado con ese algo. Esto lo aprende solo, sin necesidad de que otra persona se lo advierta.
La pedagogía sostiene la importancia de que el niño se exponga a experiencias variadas, de distinta complejidad. La calidad es igual de importante que la variedad de las experiencias. Se debe prestar especial atención a la selección de los estímulos que les entregamos, como juguetes u otros productos: deben ser motivantes y que cumplan bien su función.
- El ambiente del área de aprendizaje condicionado a su desarrollo
El método establece que los espacios de desarrollo del niño son muy importantes y que deben estar acondicionados para fomentar su libre desenvolvimiento. La habitación del bebé es su entorno más íntimo, un espacio que debe contener estímulos pero no estar sobrecargada de muebles, juegos, juguetes, colores fuertes, etc.
Su pieza es un área de aprendizaje muy relevante en su desarrollo y crecimiento. Se debe cuidar la iluminación, con distintos puntos de luz según sus necesidades. A medida que el bebé va creciendo puedes usar colores más vivos para estimular su imaginación. Lo ideal es que el niño personalice su habitación, eligiendo él la paleta de colores, incluso coloreando las paredes.
El ambiente bien preparado y ordenado fomenta la autonomía de los niños a la hora de aprender y ayuda a que el aprendizaje sea una experiencia integral (ampliando el concepto fuera de la sala de clase).
- Aprender haciendo, jugando y experimentando
Según la metodología Montessori, para los niños todo consiste en jugar, por lo que no debemos separar aprender/trabajar con jugar. Al explorar y descubrir el mundo están aprendiendo más de lo que uno podría pensar. Jugar es indispensable para su crecimiento y desarrollo psicofísico.
En cuanto a la capacidad de concentración de los niños, a pesar de que algunos creen que se distraen con facilidad, los niños tienen una alta concentración. No hay que alterarlo con demasiados estímulos ni insistir demasiado si se aburre. Hay que dejarlo libre para expresarse, no intervenir si lo vemos complicado: paciencia, dale tiempo y deja que lo intente varias veces, de esta manera está aprendiendo.
- Es mejor evitar cuentos y elementos demasiado fantasiosos
Durante los primeros tres años de vida, el niño está descubriendo la realidad. Si le contamos cuentos de hadas y animales que hablan, no sabe si lo que le narramos es posible o no, y lo podemos confundir.
Durante esa edad, el método Montessori recomienda contar historias que hagan imaginarse, pero con personajes y hechos reales y conocidos. Así, el niño podrá proyectarse en la historia y empezar a desarrollar su propia identidad.
- El rol del adulto
Como ya vimos, esta pedagogía se basa en dejar que el niño aprenda solo, que los padres no intervengan demasiado ni sean sobreprotectores, para que experimente las cosas por sí mismo. Así, estaría absorbiendo más conocimiento y desarrollando su personalidad.
Este principio también se aplica a las tareas diarias, de la casa o con relación a la alimentación. Se aconseja incluirlos en las acciones cotidianas como a la hora de vestirlos, que cooperen y elijan la ropa, por ejemplo.
El adulto debe acompañar al niño en su desarrollo, apoyando y fomentando su confianza sobretodo en momentos de aprendizaje. Respetando sus tiempos, haciéndolo partícipe en las decisiones que lo involucran y creando un ambiente propenso a la creatividad y desarrollo sensible.
Hablar y tratarlo como una persona más, como integrante importante del hogar y tener en cuenta sus sentimientos, les enseñará un principio primordial del método: el respeto hacia los demás.
- Reconocer sus periodos sensibles
María Montessori llegó a la conclusión de que el desarrollo del niño no es lineal, como nos indica el sistema educativo convencional: al contrario, los niños pequeños pasan por diferentes periodos “sensibles”, en los que las capacidades de aprendizaje son muy fuertes.
Estos periodos que van hasta alrededor de los 6 años de edad, pueden ser simultáneos y son limitados e irrepetibles. Durante ellos, el niño está mucho más concentrado y enfocado en ciertas tareas.
Algunos de estos periodos son: agudización de los sentidos, desarrollo de la motricidad fina, lenguaje, sensibilidad musical, descubrimiento matemático, control de los esfínteres, entre otros.
¿Cómo aplicarlo en casa?
Si estás interesada en que tu hijo aprenda en base a este método, no solo debes buscar un colegio que imparta esta pedagogía, si no que debes aplicar el modelo en casa. Los padres deben ayudar a sus hijos a desarrollar habilidades que les son innatas a través de la estimulación y creando un ambiente apropiado.
Debido a que uno de los objetivos principales es lograr la independencia del niño, los padres deben adaptar la casa y las conductas para facilitar la adquisición de habilidades que le ayudarán a lograr esa independencia.
El orden de su pieza y la casa en general es muy importante para esta metodología, especialmente los primeros tres años de su vida. Se debe dejar los materiales Montessori ordenados en su lugar luego de cada actividad. Para esto, lo mejor es tener estanterías a la altura del niño, y así ellos mismos puedan ordenar.
Hay distintos materiales recomendados por Montessori: aquellos que son sensoriales, que ayudan al niño a desarrollar sus sentidos. También están los materiales prácticos, que son herramientas reales que reflejan el trabajo y permite a los niños imitar las actividades que hacen los adultos. Todos estos materiales posibilitan una buena autoestima, pensamiento lógico y coordinación, entre otras habilidades.
Una vez que el niño tenga una base de desarrollo sólida, en relación a sus sentidos, autonomía, sensibilidad, etc., podrá empezar a conocer los materiales académicos y aprender sobre asignaturas como ciencias básicas, matemáticas, idiomas, entre otras.
El adulto debe actuar como guía formado en Montessori, que sepa el uso de los diferentes materiales y sepa cómo guiar al niño en base a esta metodología.