Displasia de cadera: Lo que todo padre necesita saber

Ene 14, 2025

Bebé ·

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La displasia del desarrollo de la cadera (DDC), comúnmente conocida como displasia de cadera, es una afección pediátrica que afecta la articulación de la cadera en los recién nacidos y lactantes. En este artículo, exploraremos las causas, síntomas, métodos de diagnóstico y opciones de tratamiento para la displasia de cadera en bebés. Además, destacaremos la importancia de los controles pediátricos regulares y el papel que los padres desempeñan en el éxito del manejo de esta condición. Entender y actuar a tiempo es la clave para garantizar una vida saludable y activa para los niños afectados por esta afección.

¿Qué es la displasia de cadera?

La displasia de cadera, o displasia del desarrollo de la cadera, es una afección en la que la articulación de la cadera no se desarrolla adecuadamente. Esto puede afectar la estabilidad y función de la cadera, y ocurre cuando el acetábulo (la cavidad de la pelvis donde encaja la cabeza del fémur) es poco profundo o no cubre adecuadamente la cabeza femoral.

Características principales:

1.Instabilidad articular: La cabeza del fémur puede moverse fuera de su posición normal (subluxación) o incluso salirse completamente (luxación).

2.Alteración en el desarrollo: Puede ocurrir desde el nacimiento (congénita) o desarrollarse Es importante detectar y tratar la displasia de cadera a tiempo para evitar complicaciones como dolor crónico, cojera o artritis en la adultez. Si tienes más dudas o sospechas que alguien puede tener esta condición, lo ideal es consultar a un especialista en ortopedia pediátrica.

La displasia de cadera, o displasia del desarrollo de la cadera, es una afección en la que la articulación de la cadera no se desarrolla adecuadamente. Esto puede afectar la estabilidad y función de la cadera, y ocurre cuando el acetábulo (la cavidad de la pelvis donde encaja la cabeza del fémur) es demasiado poco profundo o no cubre adecuadamente la cabeza femoral.

¿Cuáles son las principales características de la displasia de caderas en bebes?

Las principales características de la displasia de cadera en bebés son las siguientes:

1. Inestabilidad articular: La cadera puede moverse anormalmente, lo que se detecta con maniobras específicas realizadas por el pediatra u ortopedista, como las maniobras de Ortolani y Barlow.

2. Asimetría en los pliegues cutáneos: Los pliegues de la piel en los muslos o glúteos pueden ser desiguales, lo que indica una posible alteración en la alineación de la cadera.

3. Abducción limitada: Al abrir las piernas del bebé (como en forma de mariposa), una o ambas piernas pueden tener una movilidad restringida.

4. Pierna más corta: Una pierna puede parecer más corta que la otra debido a que la cabeza del fémur no está correctamente posicionada en el acetábulo.

5. Sonido o sensación de «clic»: Al mover la cadera, se puede escuchar o sentir un chasquido, lo que sugiere una cadera inestable.

6. Posición anómala en reposo: Algunas veces, el bebé mantiene una posición asimétrica o inusual de las piernas, con una pierna rotada hacia afuera.

¿Cómo se diagnostica la displasia de cadera en bebes?

El diagnóstico de la displasia de cadera en bebés se realiza mediante una combinación de evaluaciones clínicas y estudios de imagen. A continuación, se detallan los métodos más comunes:

1.Examen físico: Realizado durante los controles pediátricos de rutina, especialmente en los primeros meses de vida. Dentro del examen físico están las siguientes maniobras.

Maniobra de Ortolani: El médico flexiona las piernas del bebé y las abre hacia los lados. Un «clic» o sensación de deslizamiento puede indicar que la cabeza del fémur se coloca nuevamente en su lugar.

Maniobra de Barlow: Se aplica presión suave hacia atrás sobre la cadera mientras las piernas están flexionadas. Detecta si la cabeza del fémur puede salirse de su posición (subluxación o luxación).

Asimetría en los pliegues de la piel: Pliegues irregulares en los muslos o glúteos pueden sugerir displasia.

Limitación en la abducción: Dificultad para abrir completamente las piernas del bebé hacia los lados.

2. Estudios de imagen: Se solicitan si el examen físico sugiere displasia o si existen factores de riesgo.

Ecografía de cadera (ultrasonido): Método preferido en bebés menores de 6 meses, ya que sus huesos aún no están completamente osificados. Permite evaluar la forma y posición del acetábulo y la cabeza femoral.

Radiografía de cadera: Se usa en bebés mayores de 6 meses o en niños mayores. Muestra la forma de la articulación y detecta anormalidades óseas.

¿Qué tan determinante es el diagnóstico temprano de displasia de caderas?

Un diagnóstico temprano de la displasia de cadera en bebés es extremadamente determinante para lograr una corrección exitosa, minimizar complicaciones a largo plazo y evitar tratamientos invasivos. A continuación, se destacan las razones de su importancia:

Beneficios del diagnóstico temprano:

1.Mayor eficacia de tratamientos no quirúrgicos: En recién nacidos y bebés menores de 6 meses, el uso de dispositivos como el arnés de Pavlik puede realinear la cadera de forma eficaz, ya que los huesos aún son flexibles y están en desarrollo.

2.Prevención de complicaciones:La displasia no tratada puede llevar a problemas graves, como dolor crónico en la cadera, cojera persistente, desarrollo de artritis temprana (en la adolescencia o adultez joven), necesidad de reemplazos de cadera en etapas tempranas de la vida.

3.Evitar procedimientos quirúrgicos: Si se detecta y trata antes de los 6 meses, es menos probable que el bebé requiera cirugía. En etapas más avanzadas, podrían ser necesarios métodos más invasivos como reducción quirúrgica o osteotomías.

4.Recuperación más rápida: Los tratamientos tempranos suelen ser menos traumáticos y requieren menos tiempo de inmovilización en comparación con intervenciones tardías.

Riesgos del diagnóstico tardío:

1.Desarrollo anormal de la cadera: La falta de tratamiento puede provocar que el acetábulo y la cabeza del fémur no se formen adecuadamente, afectando la estabilidad de la articulación.

2.Impacto en la calidad de vida: Los niños con displasia no tratada pueden desarrollar una marcha anómala o dolor que afecta su movilidad y actividades diarias.

3.Mayor costo y complejidad del tratamiento: Las intervenciones quirúrgicas y las terapias prolongadas son más costosas y demandan un proceso de recuperación más extenso.

Recomendaciones:

Controles pediátricos regulares: La detección temprana se realiza a través de exámenes físicos en los primeros meses de vida.

Estudios de imagen a tiempo: Si existen factores de riesgo (por ejemplo, antecedentes familiares o presentación podálica), se recomienda una ecografía de cadera antes de los 6 meses.

En resumen, un diagnóstico temprano marca la diferencia entre un tratamiento sencillo y una vida libre de complicaciones frente a posibles problemas de movilidad y dolor crónico en el futuro.

¿Cuál es el tratamiento para displasia de caderas en bebés?

El tratamiento de la displasia de cadera en bebés depende de la edad del niño, la gravedad de la condición y la respuesta al tratamiento inicial. El objetivo es lograr una cadera estable, funcional y bien alineada. Aquí te detallo los tratamientos más comunes:

1. En recién nacidos y bebés menores de 6 meses:

Arnés de Pavlik: Es el tratamiento de primera línea. Es un dispositivo que mantiene las piernas del bebé en una posición flexionada y abierta (posición de abducción), lo que ayuda a que la cabeza del fémur encaje correctamente en el acetábulo y favorezca su desarrollo. Generalmente dura entre 6 y 12 semanas, con controles regulares para ajustar el arnés y evaluar el progreso mediante ecografías.

2. En bebés entre 6 y 18 meses:

Reducción cerrada: Si el arnés de Pavlik no es suficiente o el diagnóstico se realiza más tarde, se puede realizar una reducción cerrada, donde el médico coloca la cadera en su posición correcta bajo anestesia. Después de la reducción, se utiliza un yeso pelvipedio (yeso en forma de pantalón) para mantener la cadera en su lugar durante unas 6 a 12 semanas.

3. En niños mayores de 18 meses o en casos más severos:

Reducción abierta:Si la reducción cerrada no es exitosa o la displasia es severa, puede ser necesaria una cirugía abierta. En esta cirugía, el médico reposiciona la cabeza del fémur manualmente y, si es necesario, remodela el acetábulo. Después de la cirugía, se utiliza un yeso para inmovilizar la cadera.

Osteotomías: En casos avanzados, puede ser necesario modificar quirúrgicamente los huesos de la cadera para mejorar su alineación y estabilidad.

4. Terapia post-tratamiento:

Rehabilitación física: En niños mayores o después de cirugía, la fisioterapia puede ser necesaria para restaurar la fuerza y la movilidad de la cadera.

Seguimiento a largo plazo: Se realizan radiografías periódicas para asegurarse de que la cadera continúa desarrollándose de manera normal.

Factores que influyen en el éxito del tratamiento:

1. Diagnóstico temprano: Cuanto antes se detecte la displasia, más efectivo será el tratamiento no quirúrgico.

2. Cumplimiento del tratamiento: Usar el arnés o yeso de acuerdo con las indicaciones médicas es clave.

3. Gravedad del caso: Casos leves responden más rápidamente al tratamiento.

Con un tratamiento adecuado y seguimiento médico, la mayoría de los bebés logran un desarrollo normal de la cadera y evitan complicaciones futuras.

¿Qué mas debiesen saber unos padres con un hijo con diagnóstico de displasia de caderas?

Para los padres de un bebé diagnosticado con displasia de cadera, es importante comprender aspectos clave sobre la afección, el tratamiento y cómo contribuir al éxito del manejo. Aquí hay información fundamental que deberían saber:

1.El diagnóstico no es culpa de los padres: La displasia de cadera puede estar relacionada con factores genéticos, posiciones del bebé durante el embarazo (como presentación podálica) o ciertas prácticas culturales. No hay nada que los padres hayan hecho para causarla, y el diagnóstico temprano es una oportunidad para corregirla completamente.

2. La importancia del tratamiento temprano: Si se detecta y trata a tiempo, la mayoría de los bebés se recuperan completamente sin complicaciones a largo plazo. Retrasar el tratamiento puede aumentar la necesidad de intervenciones más invasivas y prolongadas.

3. Qué esperar del tratamiento: Aparatos ortopédicos (como el arnés de Pavlik), se deben usar estrictamente según las indicaciones del médico. Puede ser desafiante al principio, pero los bebés generalmente se adaptan rápido. Es crucial asistir a todas las citas de seguimiento para ajustar el dispositivo.  En casos más avanzados, yesos o cirugía, estos procedimientos son efectivos, pero requieren paciencia y apoyo durante la recuperación.

4. Cómo manejar el día a día: Cuidados con el arnés o yeso, se debe mantener la piel seca y limpia para evitar irritaciones. Ajustar la ropa para que sea cómoda y compatible con el dispositivo. Los movimientos pueden estar limitados temporalmente, pero el bebé seguirá desarrollándose normalmente en otras áreas (como el lenguaje y la interacción social). El cambios de los pañales puede requerir más práctica, pero es manejable con las indicaciones del médico.

5. Seguimiento a largo plazo: Incluso después de completar el tratamiento, se necesitarán evaluaciones regulares para asegurar que la cadera esté desarrollándose adecuadamente. Radiografías periódicas confirmarán que no hay recaídas o complicaciones.

6. Educación y apoyo emocional: Aprender sobre la condición ayuda a reducir el estrés y a tomar decisiones informadas. Hablar con otros padres que hayan pasado por lo mismo puede ser reconfortante y ofrecer consejos prácticos. Es natural sentirse preocupados, pero recordar que están haciendo lo mejor para el bienestar a largo plazo del bebé es clave.

7. Practicar posiciones seguras: Evitar envolver al bebé con las piernas estiradas, lo que puede agravar la displasia. Usar cargadores ergonómicos o mochilas porta-bebés que permitan que las piernas estén en posición de «M» (rodillas más altas que las caderas).

8. Perspectiva a largo plazo: Con el tratamiento adecuado, la mayoría de los niños con displasia de cadera crecen con una movilidad y función completamente normales. Es poco probable que el diagnóstico afecte su capacidad para caminar, correr o participar en actividades físicas.

Si los padres tienen dudas o preocupaciones adicionales, deben mantener una comunicación abierta con el pediatra o el ortopedista, quienes estarán para guiarlos en cada etapa del tratamiento.

 

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