Todas sabemos que al amamantar, se recomienda hacerlo de ambos pechos, porque así nuestro bebé quedará totalmente saciado y nutrido. Quiénes no hemos escuchado también que debemos cronometrar ambos lados para así saber cuándo cambiar. Bueno, Consuelo Cruzat, asesora de lactancia, nos cuenta por qué el tiempo no es el mejor indicador.
La leche materna sale en dos fases:
- Los primeros minutos de succión, sale la primera fase que contiene principalmente nutrientes, agua y lactosa. Su fin es hidratar y preparar el sistema digestivo para recibir la segunda fase.
- La segunda fase contiene la parte más grasienta y proteica de la leche materna, la que satisface y engorda.
Por eso es necesario que nuestra guagua vacíe ambas fases de una pechuga antes de cambiarla a la segunda, de manera de asegurarnos que llegue a esa grasita del final y no quede repleta de dos porciones de fase 1 (agua y lactosa).
Si sacamos a nuestra guagua antes de tiempo de forma arbitraria (los clásicos: “dale x minutos por lado”, o “que no te tome más de x minutos porque si no ya es chupete”), es muy probable que no se alimente bien y que finalmente esto pueda traer consecuencias en su salud y en tu producción.
Las principales son:
– Baja de peso.
– Síntomas parecidos a la alergia alimentaria por exceso de lactosa, tales como molestia estomacal, hinchazón excesiva, llanto después de las tomas y cacas verdes.
– Baja producción en la mamá, al no drenarse completamente la pechuga.
– Mastitis y obstrucciones.
Estas fases son más marcadas las primeras 4 a 6 semanas. En la medida en que van creciendo, la leche pasa a ser más homogénea en contenido de grasa desde el inicio hasta el final, por lo que sacia antes. Además que se demoran menos en vaciar así que todo se hace más eficiente.
Consuelo Cruzat
Asesora de Lactancia
Psicóloga Infanto Juvenil
Instagram: @con_su_lactancia