Tienes la “edad correcta”, una pareja estable y el trabajo ideal compatible para ser mamá. Sin embargo, no estás 100% segura, tienes miedo y no sabes si realmente lo quieres. ‘¿Sentiré alguna vez que estoy lista para ser mamá?’
Convertirse en madre no es un asunto menor. Desde el minuto en que nace tu hijo, tu vida nunca será igual que antes. Por lo tanto, no es una decisión a la ligera. Escúchate y no te apures, considera también la opción de que la maternidad no sea algo que quieras para tu vida.
Lo importante es que la decisión es personal, y no existe nada peor que sentirse presionada, especialmente cuando se trata de tener un hijo, pues la tarea no es nada fácil y va a requerir tu 100%.
El “momento perfecto”
No existe el momento perfecto y quizás nunca te sentirás 100% lista ni segura de tener un hijo, por lo que no esperes esa “mágica sensación”, es mucho más complejo que eso. Es normal tener muchos sentimientos diferentes acerca de cuán preparada estás para criar a un hijo.
Puede ayudar tener ciertos aspectos en nuestra vida más estables para convertirnos en padres, y así sentir que podrás satisfacer las necesidades del bebé y las tuyas, en un hogar con amor y salud.
Criar a un hijo puede ser muy gratificante y el lazo de amor que compartes con él puede ser realmente satisfactorio. Sin embargo, criar a un bebé no solo necesita de amor, sino también energía, paciencia, tiempo, pañales, etc…
Además, tener un hijo significa renunciar a muchas cosas que eran comunes en tu vida, y satisfacer sus necesidades puede ser muy desafiante. No esperes ser la mamá perfecta, tener una noción realista de la maternidad te ayudará a tener una experiencia menos frustrante.
La crianza es un compromiso para toda la vida, por lo que sin importar el momento en el que decidas tener un hijo, intenta que sea una decisión informada, deseada e intencional.
Factores a considerar
Como dijimos, no hay una respuesta correcta acerca de cuándo estarás lista para ser mamá. Tener un bebé es una decisión personal que cambia de una persona a otra.
Sin embargo, existen algunos aspectos importantes que debes considerar y evaluar a la hora de decidir si tener un hijo o no en este momento.
- Deseo, intención, ganas.
No des por sentado el hecho de que tienes que tener un hijo. La maternidad debería ser una opción que debe ser decidida con intención y de manera informada. El primer paso es reflexionar sobre si realmente lo deseas, pues es una enorme responsabilidad.
¿Ves un bebé y sientes una sensación que te inunda el cuerpo? ¿Has hablado con tu pareja por un tiempo de si están preparados para tener un bebé? Si crees que tu instinto maternal se ha despertado, puede que sea un buen momento para emprender el viaje.
- Edad
Toda mujer sana en edad fértil podría tener un hijo. Sin embargo, hay etapas más recomendadas que otras. Por ejemplo, algunas personas creen que tener hijos pasado los 30 años es mejor pues los padres son más maduros y suelen tener mayor estabilidad.
Muchas parejas están retrasando el momento de formar una familia, por temas laborales u otros. Por otro lado, es importante saber que la fertilidad femenina disminuye año tras año.
El periodo más recomendado es entre los 25 y 35 años, por un tema de fertilidad, estabilidad, madurez, el cuerpo de la mujer, etc. Pero recuerda: cada caso es diferente y solo tú sabes cuándo es tu momento.
- Disponibilidad, tiempo y energía
Criar a un niño es una tarea de tiempo completo, y puede afectar otros planes que tengas. Debes preguntarte: ¿tengo tiempo o me puedo hacer el tiempo para dedicarme a cuidar a un bebé?
Si tienes un trabajo u otros planes que exigen mucho de tu disponibilidad, atención y energía, debes saber que un bebé interrumpirá tu rutina normal y se transformará en tu prioridad.
- Estabilidad emocional y cariño
Los hijos necesitan cuidadores pacientes y comprometidos. Tener un bebé puede ser muy desestabilizador: las hormonas, el cambio de rutina, la falta de sueño, la pérdida de la independencia y libertad, etc. Seguramente será difícil por lo que es importante que estés en un buen estado mental y emocional para sobrellevar todos los cambios.
En muchas ocasiones deberás dejar a un lado tus prioridades para dejar paso al cuidado de los niños, y deberás aprender a compatibilizar el trabajo con ser madre primeriza. Tu paciencia puede agotarse, pero tendrás que asumir las responsabilidades igualmente.
- Estabilidad financiera y laboral
Los niños necesitan ropa, pañales, alimentos, salud, guardería, etc. Es importante entender que tener un hijo aumentará los gastos de la familia, por lo que tener estabilidad financiera o trabajos estables podría ser esencial.
- Grupo de apoyo, pareja estable.
No existe la manera “apropiada” de tener un bebé, sin embargo, sea cual sea que elijas, necesitarás ayuda. No se puede tener a un hijo con dos manos y sin grupo de apoyo, ¡ni lo intentes! Necesitas tener tiempo para ti y tener a alguien de confianza que pueda atender a las necesidades de tu hijo si no puedes hacerlo.
Si estás en pareja, recuerda que tener un hijo los hace padres a los dos. Hablen sobre la idea, compartan lo que sienten y decidan embarcarse juntos. Así, cuando nazca, podrán compartir la crianza y disfrutar la experiencia.
La contención emocional y la ayuda cotidiana es muy necesaria. Un entorno estable, una rutina y adultos que lo quieran, ayudará a que el bebé crezca en una base sólida.
- Cambio de vida y capacidad de adaptación.
Tu vida cambiará radicalmente: no fumar, beber alcohol, tener eventos sociales hasta tarde ni realizar cierto tipo de deporte, entre otras privaciones. Ser madre no implica renunciar a tu vida pero sí a ciertos hábitos que podrían dañar o no ser compatibles con ser mamá. ¿Estás dispuesta a dejarlos?
Obviamente que ser madre no significa que no puedas disfrutar de tu vida al máximo, pero debes ser consciente de los cambios que tendrás que sobrellevar. Y recuerda: que hoy no te sientas lista, no significa que nunca lo estarás.