Ya llevamos más de un año en pandemia, lo que ha conllevado cambios en la rutina de los niños: encerrados en sus casas, luego poder ir al colegio o jardín por un par de días y después no poder ir más, socializar y dejar de hacerlo, ver a sus familiares queridos nada y luego un poco. Son múltiples cambios que no han permitido tener rutina a muchos niños. La psicóloga con magíster en terapia clínica de la Pontificia Universidad Católica, Candelaria Latorre (@candelatorre.psicologa), nos responde unas preguntas al respecto.
¿Cómo afectan los cambios y la falta de rutina en el desarrollo de los niños?
Como seres humanos, necesitamos estabilidad, toleramos muy mal el cambio y el poco control. Para los niños es el doble de difícil porque ellos están descubriendo la vida y el mundo. Descubres algo nuevo que de pronto, ya no puedes seguir descubriendo, los aprendizajes nuevos no se alcanzan a concretar tanto. Ir a la plaza y encontrarse con niños, algunos por primera vez, como también aprender nuevas materias, todo es mucho más complejo por el proceso de poca estabilidad que hay.
Los cambios y la poca estabilidad generan dificultades en la tolerancia a la frustración. La regulación de la frustración en niños es menor, por lo que el desafío es mucho mayor para ellos.
En el ámbito social, la única forma que tienen de interactuar con otros es a través de una pantalla; afecta que la comunicación sea solo lenguaje verbal y no incluya el no verbal. No están los gestos, microgestos, postura, etc. El desarrollo social de los niños se ha complicado, pues luego encontrarse cara a cara con otro genera dificultad, va a ser más difícil leer ciertas miradas y conductas.
En el ámbito académico es exactamente lo mismo: la dificultad tiene que ver con la frustración, con las pantallas, mantener la atención es difícil, el desarrollo de los niños está muy mermado debido a la calidad bajo la cual se realizan las clases online. Se atrasan en ciertas dinámicas sociales, en el aprendizaje básico de esa edad.
¿Pueden surgir trastornos adaptativos o consecuencias post-traumáticas?
Los trastornos adaptativos son sumamente comunes en situaciones de estrés, especialmente estrés agudo. El diagnóstico que más se ha generado durante la pandemia son trastornos adaptativos, que tienen como base un estrés muy grande que desequilibra el ámbito emocional, social, laboral; todos los ámbitos de la vida de la persona. Cuando desaparece este estresor, la persona vuelve a recuperarse.
Es importante mencionar que todas las características que se están viviendo como efectos por la pandemia (humor, fisiológico, emocionales…) pueden apaciguarse si uno tiene buenas técnicas de manejo, y además, van a caducar los efectos cuando el factor de estrés desaparezca.
Este tipo de estresores son una gran oportunidad para aprender qué recursos emocionales tengo, cuáles me faltan y cómo encontrarlos.
¿Podría considerarse la pandemia por Covid-19 un evento traumático en la vida de los niños?
Todo depende de cómo el niño y la familia caractericen lo que se está viviendo: si es que la familia cataloga la pandemia como algo catastrófico, terrible, traumático, es probable que el niño lo vivencie así. Si la familia es capaz de verlo como un proceso de aprendizaje, hay reconocimiento de una oportunidad de crecer y descubrir cosas nuevas, estar juntos, aprender cosas que no hubiésemos aprendido, es probable que el niño no tenga secuelas traumáticas.
¿Cómo pueden ayudar los cuidadores o el ambiente en el hogar del niño para intentar ofrecer estabilidad y rutina?
El hogar es el único espacio en donde, actualmente, los padres y cuidadores pueden entregar estabilidad en ciertos grados. Digo ‘ciertos’ porque no podemos controlarlo todo y hay que aprender a vivir con esa tolerancia.
- Lo primordial en los niños es primero preocuparnos de lo físico: regular la alimentación y sueño. Un niño que tiene la guatita llena de comida saludable, comió y durmió en las horas que tenía que hacerlo, de base es un niño que fisiológicamente va a estar estable.
- Regular los ambientes para que el espacio físico sea lo más cómodo y precursor del aprendizaje posible. Intentar modificar los espacios físicos de la casa si es necesario.
- Intentar entregar espacios de independencia (esto es para todos los miembros de la familia). Es importante dejarlo solo para que aprenda a entretenerse.
- El ambiente emocional de la familia: los padres y cuidadores deben ser ejemplo para los hijos pero también deben ser autocompasivos: se equivocan, se cansan, tienen días malos, etc. No se culpen.
¿Cómo detectar si mi hijo está cayendo en una depresión u otro trastorno mental?
Objetivamente, sí ha habido un aumento de enfermedades mentales y de la gravedad de aquellos previamente diagnosticados.
- En los niños es super importante observar si hay cambios en las rutinas o pautas comunes. Si el niño, por ejemplo, dormía o comía bien, y ahora está durmiendo y comiendo mal, son signos de alerta.
- Lo otro importante es considerar el juego, pues los niños tienden a manifestarse a través del jugar. Un niño que deja de jugar o la forma en la que juega comienza a ser extraña, agresiva, depresiva o ansiosa, puede ser un signo. Como cuidadores o padres podemos ver reflejado lo que estamos haciendo a través del juego: si en la familia hay un ambiente caótico, es probable que el niño juegue de forma caótica.
- Con respecto a niños más mayores, es importante notar si se están aislando. Si dejan de socializar con otros niños (por chat o juegos virtuales, etc), o todo lo contrario, si se vuelcan 100% a las redes sociales, por ejemplo. Es importante notar algún cambio drástico.
- Conversar: la única forma en la que los niños pueden saber que uno lo está apoyando o estamos atentos a ellos es preguntándoles cómo están. Cuando estamos viviendo constantemente juntos uno olvida el ‘cómo te fue’, ‘cómo estay’, etc., uno deja de preguntar. Es super importante seguir teniendo ese tipo de conversaciones, abrirse.
- Como cuidadores y padres somos ejemplo. Si nosotros llamamos a nuestros amigos para contarles cómo estamos, etc. ellos también se podrían sentir seguros de hacer lo mismo.
- Comunicación asertiva: pienso cómo acercarme a mi hijo, cuál lenguaje debo utilizar y qué palabras usar. Si mi hijo es bueno para los juegos, utilizar metáforas de ese lenguaje, pensar como a mi hijo le gustaría que yo me acercara a preguntarle cómo está.
¿Cómo puede ayudar la terapia para superar la “inestabilidad” de los tiempos de hoy? ¿No es agregarles mayor estrés y cambios a su vida?
La gran gracia de la terapia es permitir tolerar esta inestabilidad de una mejor forma. La terapia utiliza diferentes técnicas según el usuario. Si al niño le gusta jugar, en terapia se va a jugar, si le gusta hablar o leer, eso se hará. La gracia es que el niño aprende, a través de hablar de lo que siente, que puede sentirse aliviado, y le permite reconocer los recursos que tiene y aprender nuevas técnicas para afrontar estos minutos de incertidumbre de la mejor forma.
La mayoría de las terapias funcionan con un sistema familiar: se involucra a los cuidadores, hermanos, familia, para que todos tengan las herramientas para lograr que la convivencia en conjunto sea mejor. El paciente no es el único que sale beneficiado de la terapia, si el paciente está mejor su ambiente también termina estando mucho mejor.
Es un espacio donde podrán hablar, jugar, expresarse libremente y trabajar los problemas que sientan, aprender y reconocer sus recursos, tolerar esos cambios de su vida. Lo importante de la terapia es que le permite al paciente ver la pandemia como una oportunidad de crecimiento.