Los temidos mordiscos pueden causar estragos en una lactancia, sobre todo si no sabemos cómo manejarlos para que vayan desapareciendo. Cuando nos muerden, además de un dolor físico agudo pueden aparecer muchas emociones y sensaciones tales como rabia, risa, pena o angustia.
¿Alguna vez te ha pasado que tu bebé te muerda el pezón durante una toma? Es más común de lo que crees. Lo realmente desafiante es saber medir nuestra reacción y tomar acciones para que no vuelva a ocurrir.
Cuando esto ocurre, es normal que nuestro cuerpo se sienta atacado y sorprendido, por lo que nuestra primera reacción sea responder de forma espontánea al ataque que estamos recibiendo, ya sea sacándolo rápido o gritando fuerte al sentir el dolor.
Sin embargo, una respuesta espontánea puede asustar mucho a tu bebé y puede generar una serie de dificultades derivadas de esta situación, que siempre se pueden evitar.
Algunos consejos de cómo manejar la situación:
- Trata de mantener la calma, respirar e identificar cuál pudo haber sido la causa del mordisco, ya que de ello dependerá su manejo.
- Si es por mal acople, corregir preocupándose que el pezón entre lo más profundo que se pueda, para que los dientes no estén en contacto con el pezón.
- Si fue por relajo o sueño, intenta mantener la atención el resto de la toma, para poder sacarlo de la pechuga o poner un dedo entre sus encías si ves que se está quedando dormido.
- Si es por salida de dientes, prueba frotando las encías antes de la toma o poniéndole algo helado para adormecerlas y que no tenga necesidad de frotar.
- Si es por reclamar atención o por juego, sácalo de la pechuga con calma, pero expresión facial seria. Dile que te dolió, y que si muerde no hay más pechuga.
- Si se repite, mantén una actitud y voz neutra, recuérdale todo lo necesario que la pechuga no se muerde. Deja de darle por unos minutos si la conducta continúa.
- Evita gritar, soltarlo de forma brusca o retarlo. Eso puede asustarlo y generar una huelga de lactancia. Tampoco te rías porque lo interpretará como un juego.
- Mantén contacto visual durante las tomas, juega con sus manitos, cántale, háblale para que se olvide de las ganas de morder.
Es importante también poder reconocer si la mordida fue involuntaria o no, pues su manejo dependerá de ello.
Tenemos que intentar identificar la causa para poder manejarla de forma correcta.
Consuelo Cruzat
Asesora de Lactancia
Psicóloga Infanto Juvenil
Instagram: @con_su_lactancia